Los niños y las niñas son muy sabios, mucho más de lo que algunos adultos imaginan. Saben expresar su opinión y, si se les pregunta adecuadamente, suelen encontrar ellos mismos las soluciones a muchos de los problemas que se les presentan cotidianamente.
Paseando por mi barrio el otro día me crucé con Adela, de 12 años, y con su madre Berta. Hace tiempo que las conozco. Cuando le pregunté a Adela cómo le iba el judo, me encontré que era Berta, su madre, quien me contestaba: “bueno, ahora no va muy contenta porque el profesor que tiene grita mucho y a ella eso la pone nerviosa, ¿verdad hija?” Adela permanecía a su lado callada y con la cabeza baja, la mirada clavada en el suelo.
En ocasiones, me encuentro con padres y madres que −cuando le preguntas a su hijo/a sobre alguna cosa− contestan en su lugar. La escena es muy habitual en la consulta del pediatra, cuando se plantea la pregunta: “a ver Pepito, ¿qué te duele?” y se oye la voz del progenitor: “le duele aquí o allí y se queja de esto o de lo otro”, sin dejar que el niño o la niña, que ya tiene edad de contestar, responda directamente.
Aunque esto pueda parecer una tontería, es significativo y puede facilitar que un niño/a tenga baja autoestima, esté inseguro y sin autoconfianza para llevar a cabo sus propósitos.
7 señales de alarma para saber si estás demasiado encima de tu hijo/a:
- Et poses a fer els deures con él/ella e incluso alguna vez le has hecho parte del trabajo.
- Tiene ya 9 ó 10 años y aún le preparas la ropa y la mochila del colegio cada día.
- Planifiques la teva agenda sin dejar que pueda decidir qué quiere o no hacer.
- Estàs molt pendent de les amistats e intervienes al menor conflicto entre ellos.
- Parles constantment amb els professors, incluso alguna vez has llegado al enfrentamiento.
- Quan et diu que s'avorreix, piensas siempre alguna cosa que pueda hacer para ocupar su tiempo.
- Decideixes quines activitats extraescolars han de fer para complementar su currículum académico y desarrollar todos aquellos aspectos que pueden ser necesarios para su futuro laboral y personal (idiomas, música, deporte, etc.).
Si alguno de estos puntos se da anecdóticamente en vuestra vida familiar, no pasa nada, pero si es la realidad del día a día ¡atención!, puede que estés cortando la independencia de tu hijo/a.
Estar tan encima no es bueno para nadie: a los hijos, les limitamos sin dejar que sean ellos mismos y los padres, ¡qué estrés!, siempre ocupándose de tantas cosas.
¿Qué esperan los niños/as de sus padres para que les ayuden a tener autoconfianza e iniciativa?.
- Que les dejen cometer errores. Esto es clave para su desarrollo personal. Equivocarse, volver a empezar, corregir, lograr el objetivo.
- Tiempo para aburrirse. Cuantas más actividades les organicéis más fácilmente se aburrirán. Por el contrario, si dejáis que se aburran, su creatividad, su inventiva, saldrá a la luz y aprenderán a gestionar su propia actividad.
- Que bajes el ritmo. El ritmo que llevamos todos hoy en día es de locos. Bajar el ritmo con tus hijos hará que estén más relajados, más seguros de sí mismos
- Tiempo para jugar. Estas mismas prisas, esta agenda llena de actividades evita que los niños tengan tiempo para jugar y resulta que el juego es fundamental para su desarrollo. Como padre o madre procúrales tiempo para jugar libremente, sin estructurar, ¡cuanto más juegan, más aprenden!. Aprendizajes realmente imprescindibles para desarrollar una vida plena.
- Que les des responsabilidades. Empieza por pequeñas cosas (cuidar de sus juguetes cuando son más pequeños, poner la mesa, ir a buscar el pan cuando van creciendo, etc.) de esta forma poco a poco cuando lleguen a la adolescencia se sentirán capaces de llevar a cabo lo que se propongan, podrán gestionar los cambios adaptándose con facilidad y sin miedo…
- Que les hagas tomar decisiones. Constantemente, cuantas más mejor (al principio, cuando son pequeños pueden decidir entre ponerse una camiseta o la otra, entre pocas opciones que les vayamos dando…y cuándo van creciendo crecen proporcionalmente el número de decisiones que les haces tomar) No decidas tú por ellos…que practiquen. La capacidad de tomar decisiones es una de las habilidades más valoradas en la actualidad.
- Qué observes sin intervenir. Ellos necesitan que veas cómo evolucionan y cómo son capaces de superar sus dificultades sin necesidad de que intervengas constantemente (encontrar el equilibrio y decidir cuándo intervenir y cuándo no es todo un arte).
- Que passis temps amb ells, que sea gratificante. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo con tu hijo/a que no fuese una gestión o una “obligación”?. No hace falta que pienses en grandes cosas: jugar un ratito con él/ella, cocinar juntos, ir a dar un paseo, incluso estar un rato juntos (en contacto físico) “espachurrados” en el sofá viendo y comentando su progama favorito.
- Que confíes en él/ella. Que sepas que es capaz de buscar sus propios recursos y que se lo muestres y se lo hagas saber, con orgullo.
- Que le felicites. Por sus esfuerzos, por sus logros
Confía, déjale hablar, tomar sus propias decisiones, que se equivoque, que cometa errores, que se aburra, etc. y al mismo tiempo reconoce su esfuerzo, transmítele tu orgullo y tu amor hacia él/ella. Verás cómo se va desarrollando una persona con iniciativa, creativa, segura de sí misma, lista y preparada para perseguir sus sueños.
Si quieres saber más sobre la “hiperpaternidad” o, lo que es lo mismo, la necesidad de estar constantemente encima de los hijos controlando todo lo que hacen aquí te dejo este artículo que salió publicado en el suplemento ES de la Vanguardia, titulado “Cuidar a los hijos, sí pero menos.
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