De qué hablamos cuando hablamos de estrés.
Es un fenómeno emocional complejo que surge cuando percibimos una situación como amenazante y ésta se sostiene en el tiempo. No tiene por qué serlo necesariamente, con que se produzca esa ilusión de peligro, es suficiente para desencadenar el proceso. La mente empezará a generar pensamientos que alimentarán esta ilusión hasta hacerla casi real y el cuerpo desarrollará la sintomatología correspondiente. El estrés es determinante en la calidad de vida con importantes repercusiones en la salud física y psíquica.
Una de las características que mejor representan al estrés es que no presenta unos síntomas únicos y concretos y además puede aparecer en cualquier ámbito de nuestra actividad.
Dos personas que se encuentran ante una determinada situación la pueden valorar o interpretar de forma diferente, una la puede valorar como amenazante para su bienestar personal y otra no. Por tanto una misma situación a una persona le puede generar estrés y a otra no.
Qué lo provoca
El estrés surge cuando se produce un desequilibrio entre la demanda de nuestro entorno (por ejemplo un cambio de puesto de trabajo) y los recursos o competencias que el cada uno de nosotros percibimos que tenemos. Si valoramos que la nueva situación desborda o supera nuestra capacidad para hacerle frente entraremos en una situación de estrés.
Por ejemplo, en el trabajo si nos exigen una tarea que no da tiempo de realizarse en el horario habitual y cada día se necesitan un par de horas más para poder terminarlo, si esta situación se alarga nos acaba agotando tanto físicamente como psicológicamente.
El estrés, tanto en el ámbito del trabajo como en el personal, en su justa medida es positivo porque contribuye a que nos activemos y nos motivemos, pero un exceso (su continuidad en el tiempo) nos conduce a un estado emocional negativo que nos predispone a enfermar.
Algunas de las situaciones que suelen producir estrés
Muerte de un ser querido, un divorcio o separación, una enfermedad, un despido, el embarazo, reajustes laborales o cambio de trabajo, cambio en las condiciones de vida habituales, un gran éxito, problemas interpersonales (con el jefe, compañeros de trabajo, con la pareja, etc.)
Síntomas
Cuando la situación que estés viviendo te provoca un malestar general de forma sostenida en el tiempo puede implicar algunos síntomas concretos como puede ser:
Dolor de cabeza, insomnio, taquicardias, ahogos, sequedad en la boca, malestar físico (sin que llegue a ser una enfermedad concreta), ansiedad, ira, mucha tristeza, desmotivación, absentismo en el trabajo, o en el colegio, aumento del consumo de albohol u otras substancias, etc.
¿Qué podemos hacer?
Cuando sientas o intuyas que tienes estrés y si ya has intentado cuidar tu salud (tanto física como emocional) y no mejora tu estado es un buen momento para buscar ayuda profesional.
Llámanos, conócenos y tú decides
En el caso del estrés te ayudaremos a Identificar los factores que le provocan malestar. A facilitarte recursos que se ajusten a ti y a tu situación como por ejemplo: técnicas de relajación y meditación, técnicas dirigidas a aumentar tu autoestima y autoconocimiento, entrenamiento en el manejo del tiempo, pautas para que puedas afrontar las situaciones estresantes de forma diferente, etc.
¿Cómo se hace una sesión?
Normalmente una sesión tiene una duración de una hora aprox, en la cual se mantiene una conversación en un ambiente de confianza y total respeto y preservando la intimidad del cliente. En ella se irán poniendo de manifiesto cuáles son los conflictos a resolver y con qué herramientas cuentas.
¿Cuánto dura un proceso de acompañamiento para gestionar el estrés?
No hay un número de terminado de sesiones. Dependerá de cada persona. En general, nos movemos entre 4 y 10 sesiones. Tan pocas o tantas como sea necesario, cada persona determina el inicio y el fin del proceso.