La palabra estrés nos evoca trabajo, adultos con un sinfín de situaciones que les supera y que se bloquean o enferman, pero raramente pensamos en familias.
El caso es que estos últimos años los pediatras han detectado un aumento de familias estresadas. En un estudio realizado por la Sociedad Española de Pediatría Extra hospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) detectaron hasta un 33% de niños, es decir, un tercio de la población infantil española, que vive en familias con un nivel de estrés elevado.
¿Qué es una familia estresada?
Una familia estresada puede ser aquella con horarios maratonianos, en la que se levantan todos muy temprano (la madre y el padre los primeros, a las 6 de la mañana –por ejemplo- para tenerlo todo a punto cuando los niños empiecen a poner el pie en tierra). Ir al cole, al trabajo, ya se convierte en una carrera matutina, un estrés.
Al terminar la jornada escolar y laboral vienen las actividades extraescolares: fútbol, básquet, inglés, yudo, hip hop, de lunes a viernes y hasta las 20h aprox.
Llegando a casa se inicia la última maratón, duchas, pijamas, cena, deberes…batalla para que se vayan a dormir, etc.
Y así llega el fin de semana, ¿para descansar? No, múltiples actividades aguardan: partidos de los respectivos deportes, fiestas de cumpleaños varias (cada dos por tres hay una), encuentros familiares y/o con amigos.
Una semana y otra…, sin tiempo, sin parar.
Esto suele acabar produciendo un desequilibrio en las personas (tanto en adultos como en niños y adolescentes o jóvenes), en la familia. Incluso, puede generar en algún miembro de la familia enfermedades psicosomáticas.
¿Te identificas en el todo o en parte?
Síntomas a los que estar atentos
Haz tu propio test sobre el nivel de estrés en tu familia:
- Te pasas el día llevando a tus hijos de una parte a otra.
- Alguien de tu familia o tú misma/o tiene alguno de estos síntomas físicos: tensión alta, insomnio, pesadillas, malas digestiones, problemas crónicos de espalada (sobre todo cervicales y lumbares), insomnio.
- A nivel emocional: últimamente hay más nerviosismo en casa, notas que hay una preocupación excesiva, un gran sentimiento de culpa, hay tristeza, desilusión, incluso la imposibilidad de disfrutar de la cosas. Y lo más lo que suele ser más evidente, notas que hay mucha irritabilidad, ira súbita.
- El volumen de discusiones o peleas en casa ha aumentado.
- En tu casa suena más a menudo de lo deseable “estamos todos estresados”.
¿Qué puede causar este estrés?
Más que los acontecimientos en sí, lo que produce el estrés es cómo vive cada familia las diferentes situaciones que se van dando. Lo que para unas es una situación estresante para otras no. Por ejemplo, la desorganización puede ser estresante para determinadas familias y para otras su modus operandi desde el cuál fluyen.
Aun así, hay acontecimientos o situaciones que suelen darse en todas las familias que sí se pueden considerar como estresores o facilitadoras del estrés.
Por ejemplo, puede producir estrés un evento puntual como:
- Nacimiento de un hijo
- Enfermedad o muerte de algún familia cercano
- Separación o divorcio.
O una situación sostenida en el tiempo
- Horario intensivo sin tiempos para descansar.
- Un volumen excesivo de actividad a lo largo de la semana.
- El hecho de que alguno de los progenitores esté en paro y lo viva de forma angustiada.
- Etc.
¿Qué podéis hacer?
No hay una única solución, otra vez depende de cada familia. Lo importante es tomar conciencia de que la familia está estresada y ver qué está a tu alcance para solucionarlo.
Aquí te dejo 10 posibilidades que te ayudan a gestionar el estrés en tu casa.
- Buscar apoyo: Acuérdate de tu red de apoyo: familia, amigos, etc. y ¡pídeles ayuda!. Acepta que estáis desbordados, decide qué puedes dejar para otro día y si no pues ya sabes…pide ayuda.
- Cambiar tu punto de vista: Observa la situación que os estresa como familia e intenta cambiar tu punto de vista sobre la situación (puedes pedir ayuda a tu red de apoyo, o a un profesional, un coach, un terapeuta, en la escuela, en el trabajo, en el pediatra…)
- Estar en el aquí y ahora: Aprende a vivir al día, en el presente. Te sugiero una lectura estupenda sobre el poder del ahora y los beneficios de vivir en el presente, se titula “Practicando el poder del ahora” de Eckhart Tolle.
- Aceptación: Acepta lo que no puedas cambiar
- Paciencia: Ten paciencia, respira, relájate, cuenta hasta 20,… Rodéate de personas que te calmen. Respira profundamente antes de decir algo de lo que os podáis arrepentir. Suele pasar en momentos de estrés que decimos cosas que luego nos saben mal.
- Sentido del humor: Buscar lo gracioso o lo absurdo de las cosas. No pierdas el sentido del humor. Puede ser vuestra tabla de salvación.
- Busca lo positivo: Dale la vuelta a las cosas negativas y busca la parte positiva (siempre la hay). Es un ejercicio saludable, te cambiará el humor y te agudizará el ingenio.
- Sonríe: Sonríe aunque te cueste hacerlo. El cerebro no distingue si lo que pasa es real o no, pero sí que responde ante los estímulos del cuerpo. Si sonríes será más difícil que te pongas triste, que te enfades… No pienses, solo sonríe.
- Salir de la rutina: Hacer actividades al aire libre, recuperar espacios familiares en casa en los que podáis hablar sin tele, sin prisas. Las cenas o comidas son un buen momento. Buscar momentos para jugar en familia, también propician ratitos de alegría y risas. No hay mejor antídoto para el estrés.
- Planificar: Planificar vuestras actividades semanales con antelación ayuda ahorrar tiempo, a aprovecharlo mejor, a tomar conciencia de que la agenda está muy saturada. Con tiempo es más fácil decidir, qué dejar de hacer.
Tener presente que se necesita tiempo para no hacer nada. Simplemente para estar cada miembro de la familia a su aire (o compartiendo momentos conjuntos) es importante para evitar el estrés.
Para terminar os dejo este pequeño regalo. Contra el estrés, ¡nada mejor que unas risas!
(Vídeo)
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