Si eres padre o madre de adolescentes seguro que has dicho esta frase en algún momento. Otra cosa es si has llevado a cabo esta amenaza o no.
Como padre/madre sabes que el móvil se ha convertido en un apéndice de tu hijo/a y por ello, en muchos casos, cuando sientes que no tienes más remedio que imponer tu autoridad “castigando” suele convertirse en la tabla salvadora que te permite negociar o imponer una orden.
No es mi intención juzgar si esto es correcto o no. Para mí es legítimo que cada uno recurra a los recursos que tiene a mano para hacer aquello que considera más conveniente para la educación de sus hijos.
Lo que te propongo es una pequeña reflexión sobre lo que le pasa a tu hijo/a adolescente con el móvil, sobre tu capacidad como padre o madre de comprender cómo ve el mundo, observando: cómo utiliza el móvil, de qué forma os relacionáis (¿os comunicáis suficiente?, ¿cómo ponéis los límites?, etc.).
En este post no quiero hablar de las normas y/o los consejos para que tus hijos hagan un buen uso del móvil. Para ello ya existen infinidad de recursos online que pueden aportarte información sobre los peligros relacionados con el móvil, internet (las nuevas tecnologías en general) para los jóvenes.
Por ejemplo, el “Observatorio tecnológico del Ministerio de Educación” suele publicar informes sobre el tema. Como por ejemplo este: “análisis crítico sobre los móviles y los adolescentes”.
Lo primero que hay que tener claro es que el móvil es un aparato y, como tal, no es bueno ni malo. Todo depende del uso que se haga de él.ad.
4 ideas clave para comprender por qué el móvil es un apéndice de tu hijo/a
- Para tu hijo/a la idea de “ocio y tiempo libre” va ligada al móvil. Es lo que lo une al mundo que le gusta, a sus amigos. (Esto no es lo mismo que decir que dedica todo el tiempo libre a estar con el móvil).
- Es posible que piense que sin el móvil no podría tener amigos, no podría comunicarse ni estar en contacto con ellos, que es lo mismo que no tenerlos.
- Cree que su uso es obligatorio, es impensable una vida sin móvil.
- Prácticamente todo su universo está contenido en el móvil: sus amigos, su música, los juegos que le gustan, sus fotos (sus recuerdos, su identidad –hoy en día se pasan el día haciéndose fotos como refuerzo de esa identidad que están asentando). No te has escuchado alguna vez diciendo: “¿No puedes estar ni 5minutos sin hacer algo con el móvil?…cuando no chatean se hacen fotos o escuchan música o ven videos o juegan a algo. ¿Podrías tu, si estuvieras en su lugar, prescindir del móvil tan fácilmente?
“Cuando le dejas sin móvil, le dejas aislado del mundo, de su mundo”.
¿Esto es bueno o es malo? La respuesta la tienes tú. Pregúntate, ¿obtienes los cambios deseados? ¿Quiero decir con esto que no limites su uso ni establezcas ningún tipo de normas?, obviamente NO.
Sea como sea, el uso del móvil es una excusa perfecta para poder hablar con tu hijo/a de forma clara:
- Puedes aprovechar para hablar de todos los riesgos que supone (mobbing, sexting, aquí tienes una web que te puede facilitar bastante información sobre el tema: www.pantallasamigas.net). Reflexionando sobre estos temas podéis trasmitir y poner en relieve vuestros valores como familia, como personas.
- Podéis establecer normas y llegar a acuerdos sobre su cumplimiento. De esta forma facilitas que se haga responsable de su conducta y que pueda asumir las consecuencias de no hacer lo acordado. Entonces, la idea de que es castigado/a injustamente y que él /ella es una víctima de tu “locura transitoria” puede ser desarticulada con más facilidad. Aquí tienes un ejemplo que circula por las redes desde hace tiempo de una carta que una madre le escribió a su hijo de 13 años el día que le regaló su primer móvil. Para mí, es una muestra estupenda sobre las cosas que se pueden pactar con los hijos.
- Si te acabas de dar cuenta de que no hablas nunca con tu hijo/a en estos términos, es una buena ocasión para reflexionar sobre cómo os comunicáis habitualmente y con qué frecuencia. Dedicar tiempo a conversar con los hijos adolescentes (conversar es hablar y ESCUCHAR con mayúsculas) no va a evitar que tengas que establecer límites e incluso que tengas que enfadarte alguna vez, pero sí que va a facilitar de forma determinante la convivencia y el vínculo con tu hijo/a.
- Nunca es tarde para empezar a paliar la falta de comunicación. Eso sí, si no lo has hecho habitualmente no pretendas ahora avasallarlo diciéndole constantemente que quieres conversar, poco a poco y buscando los momentos oportunos lograrás establecer un nuevo hábito en casa, el de escuchar y ser escuchados.
Cuando hago alguna charla en “escoles bressol” (con mamás y papás de bebés) suelo decir: “Aviso para navegantes… la forma y la frecuencia con la que converséis con vuestros hijos estos primeros años (y ya en primaria) os facilitará la vida u os la complicará cuando sean adolescentes». Esto por si estás leyendo este post y tus hijos aún no han llegado a la adolescencia.
Sobre las conversaciones en casa publicaré un post próximamente.
Y ya que hablamos de móviles y de comunicación os dejo con un anuncio de móviles que me encantó:
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