Para los niños el juego es casi tan vital en su desarrollo como el aire que respiran. Vale, de acuerdo, esta es una afirmación un poco exagerada. Pero estaréis de acuerdo conmigo en que un desarrollo saludable pasa sí o sí por el hecho de qué los niños puedan jugar con libertad y dispongan del tiempo suficiente para ello.
Y si además del juego en libertad añadimos el concepto jugar en familia, ¿qué ocurre?
Si te preguntan si en tu familia os tomáis en serio el tema de jugar con los niños, ¿qué contestarías?.
Últimamente tengo el placer de realizar, en nombre de Marinva, unas charlas enmarcadas en el programa del “Ajuntament de Barcelona (programa de suport a les famílies)” , tituladas «La importància del Joc en el desenvolupament dels infants». Cuando la charla la doy en “escoles bressol”, si pregunto a los padres y madres si juegan a diario con los niños todos suelen contestar al unísono un sí que les ilumina el rostro.
Pero en cambio, cuando estoy en escuelas de infantil y primaria, al hacer la misma pregunta, en general veo caras de: «glups» cada día no»… y cuando les digo que expertos en el juego, como Imma Marín, recomiendan jugar mínimo 10/15 minutos al día, la mayoría me suelen mirar con una expresión que me comunica algo tipo: «está mujer está loca, ¿de dónde voy a sacar yo cada día 15 minutos para ponerme a jugar con mis hijos, si el reloj solo tiene 24 horas?».
Cuándo les empiezo a explicar que jugar con los hijos puede ser; ver quién gana contando coches azules, o quién pisa antes la raya blanca de los pasos cebra o incluso ver quién lee más palabras con la letra x, etc. Se relajan: “aaahhh entonces, sí, entonces sí que juego con mi hijo/a”.
Te invito a reflexionar durante un minuto sobre si en tu familia el juego está presente como algo de todos o solo de los niños. Para ello te propongo que respondas a las siguientes preguntas:
Durante la semana, ¿os queda alguna tarde o mañana libre para estar todos juntos en familia? Si la respuesta es sí a ¿qué la dedicáis?
Por si no la dedicáis a jugar, te enumero algunos argumentos de peso para que os animéis a hacerlo.
¿Qué les pasa a vuestros hijos cuando compartís un rato de juego?:
- Felicidad. Cuando los niños juegan están felices, esto es una gran motivación para la familia, ¿no crees?
- Momentos de humor. El juego propicia ver cómo papá y mamá bromean y hacen reír, cosa que cautiva a los niños. Les da alegría. Tirarse por el suelo, hacer el payaso, etc. En un entorno de juego, todo está permitido.
- Suaviza los momentos tensos. Si estás siempre riñendo a tus hijos, el momento de juego facilita el cambio de emoción, tiempo para estar distendidos sin discutir.
- Todos sois iguales. Ya no mandan los adultos, todos los miembros de la familia os situáis en el mismo nivel, hay que pactar para acatar las normas o inventar nuevas, etc. Si manda alguien es el que gana.
- Genera recuerdos imborrables: cuando recordamos nuestra infancia, los momentos entrañables en familia suelen venirnos rápidamente. Por ello, si ahora juegas con tus hijos, en el futuro ellos recordarán estos momentos todos juntos…y tú también, por supuesto.
- Creas espacios para el diálogo y el reencuentro. Cuando los hijos son pequeños es muy fácil generar este hábito de juego, ¿qué niño diría que no a un rato de juego con sus padres?. En cambio, más adelante, cuando se hacen adolescentes o jóvenes ya es más complicado encontrar momentos para estar todos juntos…Si de pequeños les hemos acostumbrado a utilizar estos momentos de juego para compartir y dialogar, luego cuando se alejan, porque ya se hacen más independientes y no les gusta estar con los adultos, tendrás la posibilidad de generar espacios y momentos comunes para el reencuentro a través del juego.
Y si aún necesitas más argumentos puedes ampliarlos en este artículo titulado: “Y vuestra familia, ¿a qué juega?”, publicado en el blog de Diset: Jugar y educar, y escrito por Imma Marín.
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