¿Qué hay detrás de un/una niño/a que se enfada habitualmente, que grita y patalea, que pega a los demás?. ¿Un niño mal educado?, ¿un “malcriado? ¿Un niño con estrés? ¿Un niño que está canalizando su malestar a través de la ira?.
¿Qué sueles pensar tú cuando ves un niño en este estado?
En honor a la verdad, hay que decir que depende de la edad de la “criatura” y de otros muchos factores. Pero en general, cuándo un niño se enfada de forma habitual puedo asegurar que, en muchos casos, puede sufrir estrés.
Estrés producido por la falta de recursos para solventar una situación. Puede ser que esté cansado de tanta actividad, puede ser que aún no haya aprendido a tolerar bien su frustración, puede ser también que esté escondiendo una tristeza o un malestar por algo que esté sucediendo en su vida (cambios repentinos, como la muerte de un familiar, una separación o divorcio, el nacimiento de un hermanito/a, etc.) y su mecanismo de defensa para no estar tan mal es enfadarse constantemente.
Esta conducta refleja una emoción básica: la Ira.
Como todas nuestras emociones, no es ni positiva ni negativa (aunque esta especialmente tiene muy mala prensa) depende de cómo la gestionamos. La ira bien canalizada es muy importante en nuestra vida ya que esta emoción nos da fuerza para lograr las cosas que queremos, nos impulsa para alcanzar nuestras metas.
Por todo ello, es muy importante que no ignoremos a los niños cuándo se enfadan ni que intentemos que repriman su ira, porque así lo que hacemos es desconectarlos de esta emoción que tan útil puede ser en su vida.
Lo más adecuado es ayudarlos a identificar esta emoción. Esta es la manera de educarlo para que desarrolle su inteligencia emocional. En el post titulado “cómo aumentar la inteligencia emocional en casa”, comenté la importancia de ir educando a los hijos para que sepan gestionar sus emociones y facilité algunas pautas que pueden ayudar.
¿Qué podemos hacer cuándo un niño/a se enfada?
- Respirar hondo. Para no perder nuestro centro (o sea perder el control de la situación).
- No discutir. Cuándo está en plena rabieta está fuera de su razón, no sirve de nada intentar hablar, ni razonar.
- Calmarlo. Con paciencia y ternura es más fácil calmar que con gritos. El enfado y la rabia son contagiosos, los gritos sólo provocan más gritos y más enojo. Haz que respire profundamente (inspirar por la nariz y expirar por la boca) poco a poco así irá bajando su nivel de enfado.
- Ayúdalo a descubrir. Qué es lo que le ha hecho enfadar, qué problema tiene, con quién lo tiene, qué posibles soluciones hay, elegir cuál es la mejor en ese momento, ponerlo en práctica.
- Felicitar y reforzar. Cuándo el resultado es positivo y si no, buscar dónde está el error y aprender de él.
- Abrázale. Después de una situación tensa y difícil, como lo es un enfado, un abrazo siempre reconforta como explicaba en el post “El abrazo que todo lo cura”.
Cuándo su mecanismo habitual es la ira, la pataleta, el enfado, el pegar a los demás… es interesante también que trabajes con él/ella: - La empatía. Mostrándoles cómo puede sentirse la persona agredida, o los que están alrededor, pregúntale que le pasa a él cuando alguien le grita o le pega; ¿se asusta? ¿se pone triste? ¿le hace daño?, etc. Es un buen camino para mostrarle qué les pasa a los demás.
- El autocontrol. Si con tu ayuda va reconociendo que le hace enfadar o qué le pasa cuando se enfada (que fruñe el ceño y se pone muy feo/a, que apreta los puños y los dientes, que grita, que sale corriendo o va contra alguien, o pega –porque se le escapa la mano-, o da patadas, etc.). Proponle trucos para controlarse. Cuando algo le enfade, puede contar hasta 10 o puede respirar, o si ve que está empezando a apretar los puños hacer algo con las manos para que esto no sea así (que tal dar palmas?)
Si ve que cada vez puede controlar más su reacción también subirá su autoestima.
Muchas veces responden de manera agresiva porque no saben actuar de otra forma. Con tu ayuda irán adquiriendo poco a poco los recursos para actuar de forma positiva. Con más autocontrol lo cual mejorará también su autoestima.
Aquí te dejo un vídeo para que veas que hasta los pulpos pueden dejar de soltar tinta negra si gestionan bien su enfado.
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