Llega final de curso, para muchos adolescentes es el final de una etapa ya que en el próximo año se abren nuevos caminos. Pero ¿ha sido fácil la elección para todos?.
Uno de los desafíos a los que se enfrenta un/una adolescente es decidir su futuro (o eso perciben ellos). Cuando terminan la ESO (enseñanza Secundaria Obligatoria) deben decidir hacia dónde se orientan, si Bachillerato (lo cual parece que les enfoca al mundo universitario) o a realizar algún ciclo formativo (lo cual abre también un universo de posibilidades) e incluso, en algunos casos, se contempla la posibilidad de dejar los estudios y empezar a trabajar.
En general, se tiene la percepción de que es demasiado pronto para empezar a elegir, porque es posible que aún no hayan descubierto qué les apasiona en la vida. Lo cual es normal porque incluso entre adultos es bastante habitual encontrar personas que no saben qué es lo que les apasiona. Y está bien así. No es obligatorio saberlo.
Pero volviendo al caso que me ocupa, el de los adolescentes, me pregunto si no es un buen momento para empezar a explorarse y a conocerse a uno mismo, para poder ir tomando decisiones, eligiendo en la vida lo que realmente les hace felices y no dejarse llevar por las circunstancias o por lo que los “otros” dicen.
No se trata ahora de averiguar cuál es el talento natural de cada uno (exploraremos el mundo de los talentos en un próximo post), si no de aportar algunas pautas mínimas que hagan más fácil la elección.
¿Quién puede ayudar?
- Los padres: En general, son los que conocen a un hijo mejor que nadie. Por ello los adolescentes, si existe una relación sana y fluida entre padres e hijos, toman muy en cuenta la opinión del padre y de la madre. Importa mucho y tiene un gran peso en su decisión (aunque a veces cueste creerlo).
- Los profesores: Si están implicados, y conocen bien a los alumnos, pueden aportar mucha información sobre sus capacidades y sus dificultades y sobre qué es aquello en lo que destacan.
- El /la propio/a adolescente: cada persona sabe qué le gusta y que no, desde el corazón, cerrando los ojos y sin escuchar a nadie más que a uno mismo. Cada uno sabe si le gusta hacer cosas con las manos o si le encanta escribir o leer, si le gusta hacer deporte, si le gusta hablar en público o le gusta estar con poca gente o incluso solo. Si le gustan los animales, si le gusta el baile o descubrir enigmas, etc. En definitiva los intereses personales son únicos e intransferibles y aunque a veces parece que no sabemos lo que nos gusta, lo que si sabemos siempre es lo que no. Y esto es un buen punto de partida.
¿Qué puedes observar en el/la adolescente?
Para empezar pregúntate:
- ¿Qué es lo que más le cuesta? a ¿qué tiene que dedicar más energía?
- ¿Con qué sonríe?
- ¿Con qué materias sufre? Y si todo se le da bien, ¿con qué se lo pasa mejor? Con qué disfruta.
- Desde pequeño ¿siempre ha soñado con ser algo en concreto? Si es así, potencia ese camino. Si no, solo hay que seguir buscando…
- Etc.
5 Puntos que ayudan a decidir
- Viaje al futuro. Fijar objetivos a corto, medio y largo plazo. En un contexto tranquilo, relajado, de juego, imaginaros que habéis entrado en una máquina del tiempo, pídele a tu hijo/a que se imagine de aquí tres años, que describa la situación, dónde está, qué hace, con quién está. Cuantos más detalles mejor. Luego viajáis 5 años más allá y que vuelva a describir. Un tercer viaje para ir 10 años después…El último viaje para regresar al presente. Puede que estas visiones le hayan dado alguna pista sobre lo que estudiar, sobre lo que hacer en el futuro inmediato. Si es así, ya podéis empezar a fijar objetivos para alcanzar la meta deseada. (Dónde hay que ir, qué hay que hacer, qué hace falta, etc. etc.)
- Reunir la información necesaria. Cuando tengáis establecidos los objetivos pensad qué información necesitáis y a quién se la podéis pedir, dónde tenéis que ir para obtenerla.
- Determinar el esfuerzo que se tiene que aplicar. Sea lo que sea que se ha elegido, no olvidéis mesurar (aunque sea por encima) qué cantidad de esfuerzo se va a tener que hacer (y no me refiero a esfuerzo económico). No olvidar que si una cosa cuesta muchísimo de hacer es que no va bien . Las cosas tienen que fluir (y sí, un poco de esfuerzo siempre es necesario, pero si nos hace sufrir y ser infelices es que el camino es equivocado).
- Establecer diferentes opciones. Nadie ha dicho que se tenga que tener todo claro de buenas a primeras, así que tener más de una opción también es un camino adecuado. Equivocarse es de sabios.
- No limitarse. No tener miedo, ser creativo, permitirse soñar. Es la edad en la que todo es posible.
Lo más importante: No olvidar que siempre podemos cambiar de camino, que el que nunca se equivoca es porque nunca lo ha intentado.
Y ahora que se acerca el verano es un buen momento para dejarse sentir y ver qué nos hace felices en la vida…
Si no sabes cómo hacer que un adolescente persiga sus sueños, puedes mostrarle este video hecho por “Inknowation”, nos da pistas muy interesantes para lograr nuestros sueños.
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