Con la llegada del verano, llegan también las vacaciones escolares. El fin de curso. Tiempo de libertad y momento de recuperar el tiempo perdido durante el curso.
Tengo la sensación de que se inicia una etapa llena de alegría para unos y de dolores de cabeza para otros. Terminan las clases y hay un cambio en el ritmo de vida.
Estos días me voy despidiendo, hasta después del verano en algunos casos y hasta que el destino nos vuelva a juntar en otros, de los chicos y chicas a los que he acompañado por un momento en su camino. A unos, para vencer sus miedos. A otros, para ayudarles a vislumbrar qué les entusiasma y les hace vibrar en la vida, para descubrir dónde está su talento natural, a otros para dominar sus emociones, esa ira y agresividad que nos produce la vida a todos en mayor o menor medida y que con el ímpetu de la juventud a veces cuesta gestionar. También, en algunos casos, estamos aprendiendo a querernos más, a valorarnos, a aumentar la autoestima para que el mundo se convierta en una fuente de posibilidades infinita y no en un campo lleno de barreras y bloqueos.
Sea como sea, ante todos aparecen unos días luminosos en los que dar pie a la libertad. Libertad para hacer lo que les apetezca, disfrutar de los amigos, no tener que preocuparse demasiado por el tiempo ni los horarios, aun si las notas no han ido muy bien y tienen que pasar parte del verano estudiando para intentar recuperar lo que en el curso no se ha podido. Aun en ese caso, se sentirán libres.
Y de los padres, ¿qué decir?.
Pues que también es un buen momento para relajar tensiones, tomarse la vida con más fluidez y aprovechar los breves instantes que el verano regala para compartir con los hijos actividades placenteras para toda la familia. Es momento de soltar un poco la cuerda, de relajar las tensiones que se dan durante el curso, de tener tiempo para estar, (simplemente estar presentes) y volver a decirles una y mil veces que les queréis.
Y lo mejor, es un buen momento para que vuestros hijos/as os vean sonreír, relajados, disfrutando de cada momento que el verano os brinda.
Es lo mismo si estáis en la ciudad, si estáis en la costa o si hacéis un viaje toda la familia junta. El simple hecho de relajarse, de estar presentes y con ganas de enfocarse en lo positivo, en muchos casos ya es una forma de romper la rutina. Para mí, la mejor forma.
Y por mi parte, también aprovecharé estos días que el verano me depara para seguir disfrutando con la gente que quiero, para recargar pilas y preparar plácidamente la vuelta al cole…
Y aunque ya sé que en la sociedad en la que estamos todos tenemos motivos de sobras para preocuparnos, aprovecha el verano para buscar sólo lo más vital, lo que te hace feliz.
¡FELIZ VERANO PARA TODOS!
(Vídeo)
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