Si hay un tema que, por suerte, tiene cada vez más repercusión en los medios de comunicación es el de la necesidad de aumentar la inteligencia emocional en casa y en los colegios.
Cuando hago coaching con grupos de padres, cada vez es más frecuente que cuando les pregunto qué temas les inquietan surge el de gestionar las emociones. Me preguntan cómo gestionar las propias emociones y la de sus hijos.
La reflexión que hacemos conjuntamente es que es imprescindible primero conocer las propias emociones para poder después mostrar-las a los hijos. Ya existe mucha información escrita sobre cómo educar las emociones, por ejemplo el portal Faros, de Sant Joan de Deu, publica en su portal a menudo interesantes y didácticos artículos al respecto como «Los niños con mayor inteligencia emocional son más felices».
Lo que a menudo se olvida es que las emociones pasan primero y sobre todo por el cuerpo. Así qué una forma rápida y realmente sencilla de empezar a conocer y gestionar nuestras emociones es observarnos y observar a los demás.
El aprendizaje emocional pasa por reconocer la emoción (ponerle nombre) y vivirla plenamente, experimentarla. No solo explicarla desde lo relacional.
Qué mirar
Cada emoción tiene su propio patrón y es un patrón universal, así que si lo podemos distinguir en nosotros podemos distinguirlo en los demás, y viceversa.
Básicamente y para empezar estos tres puntos:
La cara | El cuerpo | La respiración |
---|---|---|
¿Qué se mueve? Cómo soltamos o apretamos, ojos, boca, mandíbula, etc. | Cómo tenemos los músculos, tensos, relajados. ¿Y las manos? Sueltas, con los puños apretados…¿Tienes el cuerpo tirado hacia adelante? ¿O hacia atrás con las manos delante de la cara o cerca (como si quisieras protegerte)? ¿Con qué emociones relacionarías estos movimientos que acabo de describir?. | Obsérvate, ¿tienes la misma respiración cuando estás enfadado/a o cuando estás triste? Y cuándo estas tranquilo/a?.Generalmente cuando escribo sobre emociones o sobre situaciones difíciles suelo decir, respira, con calma, profundamente. No es casual, la respiración nos conduce fácilmente de un estado emocional a otro. |
Por ejemplo: ¿Qué nos pasa cuando estamos alegres?: sonreímos, los ojitos se cierran, etc.¿Y cuando estamos enfadados?: Los dientes se aprietan, la mandíbula se tensa… | Por ejemplo, con el enfado la ira solemos tener los puños cerrados y el cuerpo inclinado hacia delante, con el miedo, el cuerpo se encoje, o tiramos hacia detrás, nos ponemos las manos y los brazos delante como protegiendo… |
Como cambiar tu emoción
- Lo primero es controlar la respiración. Si estoy alterado ir respirando de forma que poco a poco consigas inspirar profundamente por la nariz y expirar el aire por la boca, tranquilamente, con inspiraciones profundas que llenen tu abdomen de aire (como si fuera un globo) y luego soltando el aire por la boca vaciando tu cuerpo todo lo que puedas. Poco a poco, con calma.
- Al mismo tiempo vas cambiando tu postura corporal, si estás tenso/a y con los puños cerrados los vas abriendo…vas relajando la musculatura. Y por el contrario, si lo que necesitas es coger empuje, salir de una emoción como la tristeza. Ponte firme, tensa un poco tu cuerpo deja que la energía fluya por él.
Te invito a que explores sientas, experimentes tus emociones a través del cuerpo. Lo que vayas descubriendo es justamente lo que puedes ir explicando a tus hijos. Una forma sencilla y natural de mostrarles el mundo de las emociones, de aumentar y potenciar su inteligencia emocional.
Y para terminar. Os dejo con un video de mis maestras de Alba Emoting. Un ejercicio corporal para volver al centro, a la neutralidad (va estupendo cuando hemos sido poseídos por un alien y nos encontramos gritando en casa). Con esto conseguiremos que salga de nuevo el sol después de la tormenta.
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